Nadie le creería a James, incluso si dijera la verdad sobre sus dos amantes sexys de muñecas, Casey y Charity. Viajan con él a donde quiera que vaya, y son un juego para cualquier tipo de aventura sexual pública. Cuando sus dos zorras lo hacen expulsar de un restaurante por sacarse las grandes tetas y jugar en la mesa, James decide esconderlas. En su madriguera de amor especial donde nadie volverá a molestarlos ... por toda la eternidad.